Se relaciona ampliamente la aromaterapia con tratamientos de belleza o tratamientos spa, masajes o simplemente con los aromas para perfumar nuestra casa. Pero la aromaterapia es muchísimos más y consiste en el uso de aceites esenciales con fines terapéuticos.
Fue el químico francés René Maurice Gattefossé quién inventó la palabra en 1937. Lo hizo para dar título a un tratado sobre el uso de estas esencias destiladas.
Actualmente y sobretodo en España se conoce y se aplica principalmente lo que llamamos la aromaterapia según la escuela inglesa. Esta corriente fue iniciada por Marguerite Maury, bioquímica, enfermera y esteticista quien tras descubrir las investigaciones de René Maurice Gattefossé decidió llevar a cabo sus propias investigaciones. Su libro “Le capital Jeunesse” fue el que dio a conocer su trabajo y su particular forma de usar los aceites esenciales.
La otra corriente llamada aromaterapia según la escuela francesa o aromaterapia científica se distingue principalmente de la corriente inglesa al incluir la vía oral en las vías de administración de los aceites esenciales. Se basa en el conocimiento científico de los aceites esenciales y es usada con fines terapéuticos exclusivamente, es decir para prevenir y tratar enfermedades.
¿Qué nos ofrecen los aceites esenciales y porqué tratarnos con ellos?
Los aceites esenciales son el alma de las plantas y árboles aromáticos. Estas especies vegetales producen naturalmente esencias aromáticas. Los aceites esenciales se obtienen por destilación por corriente de vapor. Un proceso totalmente natural. También se usa la presión en frío para extraer la esencia de los cítricos.
La gran complejidad de sus composiciones bioquímicas hace de los aceites esenciales unos productos naturales únicos. Son eficaces porque contienen varios principios activos. La actividad de un aceite esencial depende de la combinación de sus moléculas aromáticas.
Estás moléculas aromáticas tienen propiedades terapéuticas.
Al ser poderosos concentrados de moléculas aromáticas, los aceites esenciales son mucho más potentes que las hierbas secas. Algunos de ellos contienen más de 200 compuestos bioquímicos (por ej. la lavanda). Su complejidad les confiere la particularidad única de poder actuar de forma global tanto sobre el cuerpo como sobre la mente.
Poseen numerosas propiedades terapéuticas, casi todos tienen el poder de eliminar los agentes patógenos responsables de muchas enfermedades infecciosas (microbios, hongos, virus, parásitos).
Los aceites esenciales son de gran ayuda en procesos inflamatorios, alivian y calman el dolor. Nos ayudan en caso de desórdenes digestivos. Algunos son inmunoreguladores. Son muy eficaces para tratar todas las infecciones invernales (gripe, resfriados, catarro, rinitis, rinofaringitis, etc.). También se ha demostrado su eficacia para combatir candidiasis crónicas. Reequilibran tanto física como emocionalmente.
Algunos de ellos son de gran ayuda para paliar los efectos del estrés sobre nuestra salud:
trastornos del sueño, ansiedad y todas las manifestaciones físicas que lo acompañan.
El Dr. Jean Vanet fue el médico aromaterapéuta francés que popularizó la aromaterapia en Francia. Dijo que en realidad la mayoría de las personas podemos curar gran parte de nuestras enfermedades o dolencias con remedios naturales.
Actualmente se están llevando a cabo muchas investigaciones científicas para usar los aceites esenciales como alternativa a los antibióticos ya que el cuerpo médico se encuentra cada vez más con la problemática de las bacterias patógenas resistentes a los antibióticos. Otra de las posibles aplicaciones que ha despertado mucho interés es la propiedad antiviral de ciertos aceites esenciales.
Los niños y las mujeres embarazadas también pueden beneficiarse de esta terapia aunque siempre bajo la supervisión de un profesional especializado en aromaterapia.
Antonia Jover – Aromatóloga